¡¡Primera entrada sobre el nuevo insti!!
El día 18 de Noviembre, los alumnos de tercero de ESO (A y B), junto con nuestros respectivos tutores, Piedad y Arturo, fuimos al Parque Eólico de Maranchón, a conocer el funcionamiento de esas colosales torretas que son los llamados "molinos". Antes que nada, aclarar que aplicar el término "molino" no es correcto, pues esta palabra viene del verbo "moler" y, evidentemente, la función de estas máquinas no es la de moler. El término correcto es aerogenerador, por motivos claros; generan energía de la fuerza del aire.
La visita comenzó dividiéndonos en dos grupos, los alumnos de tercero B, con nuestra tutora Piedad, pasamos primero a una sala en la que la guía, Susana, nos habló sobre las energías naturales, que son las que ofrece la naturaleza. Nos mostró, con la ayuda de maquetas, la forma de aprovechamiento de las energías hidráulica, fotovoltaica, solar térmica y eólica. Explicó bien la teoría y ver la demostración en las maquetas fue muy interesante.
Después de esta demostración tuvimos un descanso de unos quince minutos, fuera del centro de interpretación. ¡Hay que ver que frío hacía en la calle!
Tras el descanso, comentando las maquetas y haciendo fotos de grupo, volvimos a entrar en el centro de interpretación, pero esta vez pasamos al taller, donde, por grupos de cuatro, construimos nuestro propio aerogenerador.
Una vez terminados los aerogeneradores, montamos en el autobús y subimos hasta el parque. Nos sorprendió a todos el hecho de que no hubiera vallas ni restricciones de ningún tipo para entrar en el parque. No explicaron después que el terreno de los parques eólicos, una vez montados éstos, se sigue empleando para aquello para lo que se utilizaba antes (cultivos, cotos de caza...). El Parque Eólico de Maranchón tiene 104 aerogeneradores. Aunque en principio iban a poner más, se dieron cuenta de que en la zona vivía un tipo de pájaro que estaba protegido, y por esa razón cesaron de construir las máquinas.
Estuvimos al pie de uno de estos gigantes, con un diámetro de unos 6 m. en la base y unos 4 m. en la parte más alta de la torre. Allí, todos nos percatamos de una de las desventajas medioambientales más evidentes a corta distancia de los parques eólicos: el ruido. Un silbido constante en nuestros oídos. Otra de las desventajas que se halla en los parques eólicos es la peligrosiad de las palas para las aves en días de poca visibilidad, concretamente para aquellas de mayor tamaño o que vuelan a grandes alturas; éstas se golpean contra las palas y mueren. Cada año, se hace un recuento de las aves encontradas muertas en el parque y si ese número excede de un límite, se desmonta el parque.
Finalizamos la excursión deteniéndonos para comer en Alcolea del Pinar, donde paseamos por sus calles, tradicionales de un pueblo de Guadalajara.
Cuando volvíamos al instituto, en el autobús, muchos de nosotros íbamos comentando lo aprendido en el parque, muy contentos de haber hecho esta salida, en la que aprendimos muchas cosas interesantes sobre las energías alternativas.
lunes, 22 de noviembre de 2010
martes, 27 de julio de 2010
Mi habilidad en bicicleta
Hace unos días nos compramos tres bicicletas de paseo mi madre, mi hermano y yo. Las compramos por internet y cuando llegaron estaban en perfectas condiciones, sí, pero eran más altas que con la que había estado practicando yo hasta entonces y no llegaba a sentarme en el sillín y hacer pie. Mi madre dice que el hacer pie no importa, pero a mí me reconforta mucho saber que puedo frenar con los pies si veo que algo falla. De todas maneras, después de haberlas montado me fui por la mañana con mi madre a probarla.
Ésta es mi bici:
Esta soy yo, antes de montar en bici: Y esta soy yo, después de montar en bici:
Ésta es mi bici:
Esta soy yo, antes de montar en bici: Y esta soy yo, después de montar en bici:
Después del golpe, mis padres me llevaron al la clínica de la Virgen de la Antigua, donde me hicieron radiografías de la cabeza y de la cadera, que también me dolía. De allí nos mandaron a el Hospital Universitario de Guadalajara, lugar en el que nos pasamos el resto del día. Tengo una discusión con mi hermano, sobre quién se aburrió más. Por mi parte me pasé todo el tiempo entre sueño y sueño, tumbada en una camilla, con vías puestas, . Mi hermano dice que como yo estaba grogui no me di cuenta del aburrimiento y que él, que estuvo en la sala de espera (que sí que tuvo que ser aburrido) se aburrió más. Ahora, se llevó la DS, así que por lo menos tenía con qué distraerse. Y aunque yo no estuve sola en ningún momento (mis padres se turnaban para hacerme compañía) no estaba para grandes conversaciones. En fin, que no nos ponemos de acuerdo.
Respecto a la bici, creo que buscaré un par de neumáticos de coche para hacer con ellos "ruedines", jaja, no, supongo que seguiré practicando, aunque con más cuidado (ya sabéis, casco de buzo y cota de malla...).
lunes, 22 de marzo de 2010
"El Asombro de Damasco" en Guadalajara
Este día 20, el Club de Teatro de los "Chotacabras" hemos representado "El Asombro de Damasco" en el Teatro Moderno de Guadalajara. Para los que no lo sepan, "El Asombro de Damasco" es una zarzuela de dos actos con música del maestro Pablo Luna y libreto de Joaquín Abati y Antonio Paso. Está basada en un cuento de "Las mil y una noches" y cuenta la historia de Zobeida, la esposa de un rico comerciante de Mosul, que va a Damasco para recuperar mil dinares de oro que Ben-Ibhén, el médico, debe a su marido. El médico, se presta gustoso a devolverle la cantidad, pero le pide que levante el velo para verle la cara y, al ver su hermosura, le dice que antes debe citarse con él en algún lugar solitario. Ella indignada por la propuesta del médico, acude al Cadí Alí-Mon (el juez de la ciudad) con ayuda de su amiga Fahima. Con éste se vuelve a repetir la historia, y entonces las dos mujeres deciden pedir ayuda al Gran Visir, Nhuredín. A estas alturas se puede uno imaginar que la respuesta del Visir no iba a ser diferente de las anteriores. Estando Zobeida al borde de la desesperación, aparece un derviche (un hombre santo) que le dice que cite a los tres pretenientes esa misma noche en casa de su amiga. Así lo hace, y los tres caen en la trampa que el derviche, que resulta ser el Califa Soleiman, ha tendido para hacer justicia. Finalmente, el Califa confisca los bienes de los tres villanos y le son entregados a Zobeida.
Siendo la primera vez que actuábamos en un escenario, en un teatro de verdad, era normal que todos estuviéramos nerviosos, pero a mí se me quitó todo el nerviosismo cuando salí a actuar. El resto de la obra lo hice como si nada, siendo Ben-Ibhén y no Claudia. En el segundo acto, que se desarrolla en casa de Fahima, hice un baile con pañuelo, y creo que no me equivoco al decir, que el público se rió un rato con el numerito.
Puedo asegurar que ésta ha sido la mejor representación en que he tenido la oportunidad de participar; un gran escenario, con amplificadores de audio (era playback), luces... todo salió a pedir de boca. Los actores nos sabíamos el papel de maravilla, había un público excelente, pero, sobre todo, tenemos una directora extraordinaria. Y creo también que tuvimos un poco de ayuda de arriba...
domingo, 21 de febrero de 2010
Tajeando
En este premio hay 8 preguntas que hay que responder :
· Seis nombres por los que te conozcan: Emm... Dakota, Claudia, Clau, Kalestradir Gallego, Ben-Ibhén y Tonino (a veces)
· Tres cosas que llevas puestas ahora: Una "mañanita", una chaqueta y un pañuelo al cuello.
· Tres cosas que envidies en este momento: El valor de algunas personas para dar un paso importante, la fuerza de voluntad de otros para superar los obstáculos, y en general más bien, a las personas que logran hacer sus sueños realidad (pero es una envidia sana ¿ehh?)
· Tres cosas que hiciste anoche, ayer y hoy : Anoche comer pipas, cenar una pera verde y pensar en mi vida. Ayer visitar el Palacio de Dávalos con una asociación cultural, ir a un cumpleaños y pasar ffrííoo. Y hoy ir a catequesis, tomar una decisión de mi vida y comprarme unos pendientes.
· Dos cosas que comiste hoy: Migas solidarias (beneficios para Haití) y dulces caseros.
· Las últimas dos presonas por las que hablaste por telefono: Mi abuelo ayer y.... esteeeee.... creo que mi abuela...
· Dos cosas que vas a hacer mañana: Despertarme y estudiar griego moderno.
· Tus tres bebidas favoritas: Gazpacho (casero), horchata y Nestea.
Y ahora hay que ''tajear'' a cinco personas:
· A Sergio O. por diversionyteatro.blogspot.com
· A Sergio V. por tardepoetica.blogspot.com
· A bibliotecagalapagos.blogspot.com
· A asabiga.blogspot.com
· A pintacontintas.blogspot.com
· Seis nombres por los que te conozcan: Emm... Dakota, Claudia, Clau, Kalestradir Gallego, Ben-Ibhén y Tonino (a veces)
· Tres cosas que llevas puestas ahora: Una "mañanita", una chaqueta y un pañuelo al cuello.
· Tres cosas que envidies en este momento: El valor de algunas personas para dar un paso importante, la fuerza de voluntad de otros para superar los obstáculos, y en general más bien, a las personas que logran hacer sus sueños realidad (pero es una envidia sana ¿ehh?)
· Tres cosas que hiciste anoche, ayer y hoy : Anoche comer pipas, cenar una pera verde y pensar en mi vida. Ayer visitar el Palacio de Dávalos con una asociación cultural, ir a un cumpleaños y pasar ffrííoo. Y hoy ir a catequesis, tomar una decisión de mi vida y comprarme unos pendientes.
· Dos cosas que comiste hoy: Migas solidarias (beneficios para Haití) y dulces caseros.
· Las últimas dos presonas por las que hablaste por telefono: Mi abuelo ayer y.... esteeeee.... creo que mi abuela...
· Dos cosas que vas a hacer mañana: Despertarme y estudiar griego moderno.
· Tus tres bebidas favoritas: Gazpacho (casero), horchata y Nestea.
Y ahora hay que ''tajear'' a cinco personas:
· A Sergio O. por diversionyteatro.blogspot.com
· A Sergio V. por tardepoetica.blogspot.com
· A bibliotecagalapagos.blogspot.com
· A asabiga.blogspot.com
· A pintacontintas.blogspot.com
domingo, 7 de febrero de 2010
París, antiguo y moderno
¡Por fin me decido a escribir una nueva entrada! Como dije en la anterior, en diciembre estuvimos unos días en París con mis abuelos.
En algunas ocasiones París me recordaba al Madrid antiguo, con sus fachadas de piedra y balcones con barrotes de hierro, gente caminando aprisa los días de lluvia, coches circulando por las calles mojadas… Pero la impresión de que se parece al casco viejo de Madrid dura sólo hasta que ves el Panteón de los Hombres Ilustres, donde se hallan enterrados (entre otros) Víctor Hugo, Voltaire, Rousseau, Marat,… Colgado del punto más alto de la cúpula se halla una réplica del péndulo que construyó Foucault para demostrar la rotación de la Tierra; el original se conserva en el Museo de Artes y Oficios de esta misma ciudad.
Cuando salimos del Panteón vislumbramos la Torre Eiffel, semioculta tras jirones de nubes. Una vista que me quitó el aliento.
Subimos al Sacre Coeur (Sagrado Corazón), una Iglesia levantada en honor a los caídos en la guerra franco-prusiana.
De allí bajamos a las Galerías Lafayette, un antiguo palacio convertido modernamente en centro comercial. Después vimos, pero no entramos, la Ópera, también llamada Palacio de la Danza, que tiene pasadizos sobre balsas de agua construidos a raíz del miedo de Napoleón III a ser asesinado.
Después fuimos a ver la Madeleine, un templo en honor del ejército francés, con peristilo estilo griego y que carece por completo de signos cristianos, como cruz o campanario; eso sí, en las puertas están representados los Diez Mandamientos.
También visitamos la Sainte Chapelle (Santa Capilla), construida con forma de relicario y de estilo gótico flamígero, cuyas paredes son enteramente de vidrio, representando escenas de la Biblia.
Desde ella fuimos a Notre Dame (Nuestra Señora), donde, por cierto, no pudimos ver a ningún jorobado… ¡bromas aparte!, esta bellísima catedral gótica fue comenzada en 1163 y terminada en 1260, pero no fue inaugurada hasta el siglo XIV. Con planta de cruz, tiene 130 m. de largo, 48 m. de ancho, 35 m. de alto en la nave y 69 m. en las torres. El rosetón mide 9,60 m. de diámetro (¡impresionante!, ¿verdad?). En la torre derecha se encuentra una campana de 13.000 Kilos, llamada en la película Disney “El jorobado de Notre-Dame”: la gran Marie.
La Tour Eiffel fue sin lugar a dudas el monumento que más me gustó. Esa figura esbelta, elegante, apoyada en cuatro pilares enormes, hecha con 18.000 vigas de hierro unidas entre sí con tornillos y soldaduras, esa enmarañada y sin embargo armoniosa unión de hierro hasta llegar a la altura de 200 m. Diseñada por Gustave Eiffel, fue construida en 1889 y se mantiene inalterable con el paso de las décadas.
Subimos a lo alto de este gigante de hierro, donde soplaba un viento contra el que había que luchar para mantenerse en el sitio.
Visitamos el Museo Rodin, donde se encuentran sus famosas obras “El beso” y “Manos”; ambas desprendían una delicadeza admirable; pero sólo esas dos y alguna otra resultaban suaves, pues la mayoría eran violentas, como “El pensador” o “Las puertas del infierno”, con figuras de forzados escorzos, atormentados incluso.
Y de ahí al Museo D’Orsay, donde quedé maravillada con las esculturas allí expuestas; la perfección casi irreal de los cuerpos, la naturalidad de sus poses, es algo con lo que, por el momento, yo sólo puedo soñar cuando pinto. (Las salas de los Impresionistas estaban cerradas por reforma, así es que me conformaré con ver la exposición que hay ahora en Madrid).
Dimos un paseo en el famoso Bateaux Mouche por el Sena, una experiencia relajante y refrescante (porque no paró de llover) que me recordó al paseo que dimos en Cracovia por el río Vístula.
Cuando fuimos al Louvre, con intención de ver nada más algunas de las obras más destacadas, como la Gioconda (o Mona Lisa), nos llevamos un chasco al ver que los empleados estaban en huelga, así que nos conformamos con ver el edificio por fuera. Vimos más cosas, pero esto se alarga demasiado. Sólo ya mencionaré el Museo de Cluny, que mi hermano quiso visitar para ver los tapices de la Dama del Unicornio.
Siento que en cada viaje que hacemos vuelvo con más riqueza de conocimientos y experiencias, lo cual, en mi opinión, es una suerte inmensa que debo aprovechar al máximo. Del día a día de París me queda la impresión de que los parisinos son más bien fríos, maleducados y antipáticos en el metro y en las calles. Todo estaba muy sucio. El metro es viejo y destartalado. Pero la comida me pareció muy buena (y el aliño de las ensaladas con miel es algo que ahora repito yo a menudo). El trato más personal con ellos, sin embargo, me deja la sensación de una sana campechanería que recuerda a la aldea de Astérix.
En algunas ocasiones París me recordaba al Madrid antiguo, con sus fachadas de piedra y balcones con barrotes de hierro, gente caminando aprisa los días de lluvia, coches circulando por las calles mojadas… Pero la impresión de que se parece al casco viejo de Madrid dura sólo hasta que ves el Panteón de los Hombres Ilustres, donde se hallan enterrados (entre otros) Víctor Hugo, Voltaire, Rousseau, Marat,… Colgado del punto más alto de la cúpula se halla una réplica del péndulo que construyó Foucault para demostrar la rotación de la Tierra; el original se conserva en el Museo de Artes y Oficios de esta misma ciudad.
Cuando salimos del Panteón vislumbramos la Torre Eiffel, semioculta tras jirones de nubes. Una vista que me quitó el aliento.
Subimos al Sacre Coeur (Sagrado Corazón), una Iglesia levantada en honor a los caídos en la guerra franco-prusiana.
De allí bajamos a las Galerías Lafayette, un antiguo palacio convertido modernamente en centro comercial. Después vimos, pero no entramos, la Ópera, también llamada Palacio de la Danza, que tiene pasadizos sobre balsas de agua construidos a raíz del miedo de Napoleón III a ser asesinado.
Después fuimos a ver la Madeleine, un templo en honor del ejército francés, con peristilo estilo griego y que carece por completo de signos cristianos, como cruz o campanario; eso sí, en las puertas están representados los Diez Mandamientos.
También visitamos la Sainte Chapelle (Santa Capilla), construida con forma de relicario y de estilo gótico flamígero, cuyas paredes son enteramente de vidrio, representando escenas de la Biblia.
Desde ella fuimos a Notre Dame (Nuestra Señora), donde, por cierto, no pudimos ver a ningún jorobado… ¡bromas aparte!, esta bellísima catedral gótica fue comenzada en 1163 y terminada en 1260, pero no fue inaugurada hasta el siglo XIV. Con planta de cruz, tiene 130 m. de largo, 48 m. de ancho, 35 m. de alto en la nave y 69 m. en las torres. El rosetón mide 9,60 m. de diámetro (¡impresionante!, ¿verdad?). En la torre derecha se encuentra una campana de 13.000 Kilos, llamada en la película Disney “El jorobado de Notre-Dame”: la gran Marie.
La Tour Eiffel fue sin lugar a dudas el monumento que más me gustó. Esa figura esbelta, elegante, apoyada en cuatro pilares enormes, hecha con 18.000 vigas de hierro unidas entre sí con tornillos y soldaduras, esa enmarañada y sin embargo armoniosa unión de hierro hasta llegar a la altura de 200 m. Diseñada por Gustave Eiffel, fue construida en 1889 y se mantiene inalterable con el paso de las décadas.
Subimos a lo alto de este gigante de hierro, donde soplaba un viento contra el que había que luchar para mantenerse en el sitio.
Visitamos el Museo Rodin, donde se encuentran sus famosas obras “El beso” y “Manos”; ambas desprendían una delicadeza admirable; pero sólo esas dos y alguna otra resultaban suaves, pues la mayoría eran violentas, como “El pensador” o “Las puertas del infierno”, con figuras de forzados escorzos, atormentados incluso.
Y de ahí al Museo D’Orsay, donde quedé maravillada con las esculturas allí expuestas; la perfección casi irreal de los cuerpos, la naturalidad de sus poses, es algo con lo que, por el momento, yo sólo puedo soñar cuando pinto. (Las salas de los Impresionistas estaban cerradas por reforma, así es que me conformaré con ver la exposición que hay ahora en Madrid).
Dimos un paseo en el famoso Bateaux Mouche por el Sena, una experiencia relajante y refrescante (porque no paró de llover) que me recordó al paseo que dimos en Cracovia por el río Vístula.
Cuando fuimos al Louvre, con intención de ver nada más algunas de las obras más destacadas, como la Gioconda (o Mona Lisa), nos llevamos un chasco al ver que los empleados estaban en huelga, así que nos conformamos con ver el edificio por fuera. Vimos más cosas, pero esto se alarga demasiado. Sólo ya mencionaré el Museo de Cluny, que mi hermano quiso visitar para ver los tapices de la Dama del Unicornio.
Siento que en cada viaje que hacemos vuelvo con más riqueza de conocimientos y experiencias, lo cual, en mi opinión, es una suerte inmensa que debo aprovechar al máximo. Del día a día de París me queda la impresión de que los parisinos son más bien fríos, maleducados y antipáticos en el metro y en las calles. Todo estaba muy sucio. El metro es viejo y destartalado. Pero la comida me pareció muy buena (y el aliño de las ensaladas con miel es algo que ahora repito yo a menudo). El trato más personal con ellos, sin embargo, me deja la sensación de una sana campechanería que recuerda a la aldea de Astérix.
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